viernes, 26 de octubre de 2012

Manipulación Genética en Humanos



El desarrollo de un ser humano comienza en el momento de la fecundación y el genoma humano se establece en ese momento, por esto cualquier tipo de cambios que el hombre pueda generar, estarían afectando la dignidad del individuo. El papel del hombre no es arreglar la naturaleza, así que no le corresponde ir jugando con los genes de niños indefensos, desechándolos cuando algo sale mal o arreglándolo como si fuera un pedido.      Por supuesto que gracias a estos avances científicos la humanidad se verá favorecida, ya sea en el sector industrial o en campos de la salud, previniendo enfermedades o evitando que se hereden a futuras generaciones, sin embargo a medida que la ciencia va progresando, con ella también crece el deseo del hombre de alcanzar y superar a Dios. Cada vez comenzamos a meternos más en asuntos que no deberíamos, y a experimentar con nuestros semejantes.
La manipulación genética debería estar muy restringida en los seres humanos pues sólo en caso de posible muerte se debería emplear para salvar la vida en peligro, pero si simplemente se fijan parámetros borrosos, ésta irá creciendo y más adelante sufriremos las consecuencias de una sociedad polarizada y dominada por razas perfectas hechas por el hombre mismo. Sí y sólo sí se pueden curar enfermedades graves y mejorar la calidad de vida de los seres humanos sería apropiado usar adecuadamente la manipulación genética.




Por: Amalia Parra Trespalacios

Ética y Manipulación Genética


Los avances científicos de la humanidad no son en vano, cada día son más y más los descubrimientos realizados por los seres humanos en todas las áreas del conocimiento, y cada día, lastimosamente, olvidamos con más facilidad las responsabilidades que acarrean estos descubrimientos y la forma como deben ser utilizados.
En 1962, Watson y Crick recibieron el premio nobel de fisiología y medicina por sus investigaciones relacionadas con la estructura del ADN. Fue en este año cuando se dio el punto de partida de la ingeniería genética y de la biotecnología; cosas como la clonación y la manipulación genética que antes eran tan solo fantasía, ahora comenzaban a verse como una posibilidad. ¿Pero sabían los hombres hasta dónde llegarían? ¿Alguna vez imaginaron lo que esto podría significar para las generaciones venideras? Aparentemente, no.
En los últimos años, todo nos lleva a afirmar que la manipulación genética está destinada a ser la corriente científica que marcará la pauta de la investigación experimental en el siglo XXI. Cada vez la formación de nuevas combinaciones de material hereditario y la modificación de la información genética de la especie animal y humana se están volviendo más comunes; estos procedimientos están teniendo lugar cada vez con más frecuencia y consecuente aceptación del público en general. ¿Hasta que punto conviene realizar estas intervenciones? ¿Hasta que punto pueden los hombres modificar lo naturalmente establecido a su favor, para cumplir sus caprichos?
Resulta apenas necesario no sólo entender el concepto de manipulación genética, sino también tomar una posición respecto a este debate científico e ideológico que ha cuestionado a los seres humanos de este siglo, y que seguirá cuestionándolos cada vez más.
La manipulación genética, en este caso humana, implica la modificación genética de uno o varios genes por un agente externo, conocido como investigador, quien puede buscar dos fines: Mejorar la especie sin realizar cambios sustanciales ni ajenos a su naturaleza, o por otro lado, suprimir la individualidad, para así llegar a hacer “humanos a la carta” que cumplan con los caprichos de otras personas.
El hecho de utilizar la manipulación genética como un medio para mejorar la especie no tiene nada negativo, siempre y cuando no se realicen cambios que vayan en contra de una naturaleza ya establecida, es decir, cambios que modifiquen sustancialmente a lo que ya se conoce como “ser humano”.
Ver la manipulación genética como una forma de mejorar la calidad de vida de las personas, y como una posibilidad de reducir los riesgos de futuras enfermedades no debería considerarse como algo negativo; de hecho es algo que todos soñamos y que alguna vez hemos deseado cuando alguien muy cercano está enfermo, pues siempre pensamos “Ojalá se hubiera podido evitar esto”. Con ayuda de los avances científicos realizados alrededor del genoma humano, son cada vez más las futuras enfermedades que se pueden descubrir con base en éste, y en conjunto con la manipulación genética, son cada vez más las enfermedades que una vez descubiertas, son evitables.
Pero no todos los investigadores toman este camino, no todos eligen la manipulación genética como una posibilidad de mejora. Cada vez es más común, que gente adinerada y decidida a cumplir sus caprichos, recurran a manipuladores genéticos con la intención de modificar alguna característica física de sus futuros hijos, cuando estos apenas son un pequeño gameto.
Es acá cuando la manipulación genética se transforma en un medio para cumplir caprichos, para darnos gusto; gente, genetistas e investigadores que con la excusa de “mejorar la especie”, terminan suprimiendo la individualidad de cada ser humano, para transformar esa individualidad en lo que los otros conocen y aceptan como “normal” o “común”.
¿Será que esto nos corresponde a nosotros? Pensemos por un momento lo que puede llegar a sentir un pequeño ser humano, un pequeño niño, al saber que sus padres lo ordenaron a “la carta”: Queremos un hijo varón, con el pelo rojo, que mida tantos centímetros y tenga este color de ojos. ¿Nos parece justo? ¿Desde cuando estamos nosotros destinados a escoger cómo pueden llegar a ser nuestros hijos?
Y desafortunadamente, esta no es la única situación que se presenta en términos de mala praxis de la manipulación genética, y en este último caso haré un gran énfasis, pues con toda sinceridad es el que más me molesta.
Imaginemos la siguiente situación: Tenemos una madre joven, que tiene una hija de siete años, desafortunadamente, su pequeña hija sufre de leucemia, ha necesitado varios trasplantes de médula, y cada vez resulta más difícil encontrar un donante, pues su madre no es compatible, su padre tampoco y no tiene hermanos.
Sus dos padres deciden tener otro hijo, para ver si tal vez logran procrear un ser humano que sea compatible con su pequeña niña a la que tanto desean salvar, pero ellos mismos reconocen que hay un riesgo alto de que no sean compatibles, así que con asesoría de un grupo de médicos y de ingenieros genéticos, deciden modificar el genoma de su futuro hijo, o más bien de su futuro donante de órganos, para que este sea totalmente compatible con su pequeña hija.
Una vez realizada la manipulación genética, logran su cometido, nace su hijo y con su compatibilidad 100% garantizada comienzan a hacer todo lo necesario para salvar a su pequeña: Toman células madre del cordón umbilical, etc. Salvan a la niña, pero qué calidad de vida le están dando a su otro hijo, cuando este no fue deseado por amor a él, sino por amor a su hermana, cuando este sólo ha sido utilizado por sus padres y  no es más que un donador de órganos manipulado genéticamente con la única intención de que sea totalmente compatible con su hermana.
Lo triste es que, por más que estos padres se encariñen con el nuevo pequeño, nunca podrán negar las verdaderas intenciones con que lo tuvieron, y va a llegar un momento en el que este pequeño, tal vez ya siendo un hombrecito, se de cuenta que sus padres sólo lo tuvieron para ayudar a su hermana, y esto nadie podrá sacárselo de su cabeza ni de su corazón, siempre se sentirá utilizado y ultrajado. Salvó la vida de su hermana, pero no se siente amado por sus padres.
Como padres, a veces comprendo que el amor los lleve a tomar medidas desesperadas, pero no me cabe en la cabeza que utilicen a otro ser humano como cajón de órganos hecho a la medida, es decir, como un donante de órganos manipulado genéticamente. Una vez más se equivoca la manipulación genética y una vez más es la misma gente quien lleva a una explotación negativa de un descubrimiento.
Cuando entendemos la manipulación genética como una forma de mejorar la especie, evitar posibles enfermedades y mejorar la calidad de vida de las personas, le estamos dando un sentido más profundo y lleno de amor y respeto hacia la vida de los demás.
Cuando la utilizamos como medio para evitar la individualidad, para hacernos a todos lo que creemos es “normal”, para hacer humanos “a la carta” y para garantizar algo que deseamos, como el color de ojos, la altura o la compatibilidad, nos comportamos como unos cobardes, como gente que no aprecia ni acepta las diferencias, como unos niños pequeños que sólo quieren que se haga lo que les gusta  y como les gusta.
Evitemos caer en este error, utilicemos sabiamente nuestros descubrimientos, y no echemos el esfuerzo de tantas generaciones por la borda, simplemente por falta de orientación ética y de carácter frente a las situaciones que nos presenta la vida. 






Por: Lucía Piedrahíta Vélez