A
finales de 2010 nació en Barcelona, España el primer bebé libre del gen BCRA1,
pues tenía un gran riesgo a padecer cáncer de mama, así que por manipulación
genética, se evitó que el bebé heredara dicho gen de su madre, quien era portadora de la mutación genética, y tenía
antecedentes familiares directos e indirectos de este tipo de cáncer y también
de ovario. Por este motivo, la mujer decidió recurrir al Diagnóstico Genético
Preimplatacional (DGP) cuando se planteó tener su primer bebé. Ella y su pareja
acudieron primero a un médico de confianza al que expusieron la historia
familiar y después, en 2008, al equipo de especialistas de la Fundación
Puigvert y el Hospital de Sant
Pau de Barcelona, que estudiaron el caso y lo elevaron a Comisión de
Reproducción Asistida de Cataluña. Esta institución lo remitió a la Comisión
Nacional de Reproducción Asistida que le dio el visto bueno en abril de 2009.
El artículo 12.1 de la Ley de Reproducción Humana Asistida autoriza el uso de las técnicas de manipulación genética en el caso de «aquellas enfermedades genéticas graves, precoces y sin tratamiento». Es el caso del gen en cuestión (BRCA1), mucho más agresivo, porque aparece en edades más tempranas.
El artículo 12.1 de la Ley de Reproducción Humana Asistida autoriza el uso de las técnicas de manipulación genética en el caso de «aquellas enfermedades genéticas graves, precoces y sin tratamiento». Es el caso del gen en cuestión (BRCA1), mucho más agresivo, porque aparece en edades más tempranas.
Según explicó el doctor Calaf, uno de sus médicos, sólo el 10% de todos los casos de cáncer de
mama presentan la mutación de este gen, aunque en este subgrupo la
supervivencia es menor al 50%, frente al 80% de supervivencia media del cáncer
de mama.
Una vez validado su caso, la familia decidió pasar a la
acción y tras meses de preparación, se procedió a la manipulación genética de
los embriones y, finalmente, el bebé, varón, nació a finales de 2010. La
técnica utilizada para realizar el diagnóstico preimplantacional es la
habitual. Los expertos en selección embrionaria obtuvieron de la mujer varios
óvulos y los fecundaron, con el procedimiento in vitro, con el semen de su
pareja. La intervención la llevaron a cabo especialistas de la Fundación Puigvert
y del Hospital de Sant Pau, en colaboración con Reprogenetics.
En total, se obtuvieron cinco embriones, de los que tres
estaban libres del gen, según precisaron fuentes médicas consultadas por este
diario. De éstos, dos fueron transferidos a la paciente y uno de ellos acabó en
embarazo. El otro embrión libre de la carga genética seleccionado fue
vitrificado -sometido a técnicas de congelación- por decisión de la pareja y
los otros dos portadores del gen serán o desechados o entregados a la ciencia,
según el doctor Joaquim Calaf. Cuentan los médicos que la mujer prefirió que no
le transfirieran todos los embriones sanos porque el riesgo de embarazo
múltiple era más elevado.
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